La ciencia siempre encuentra nuevas formas para abrirse paso hacia nuevas tecnologías de climatización que signifiquen una real eficiencia energética, en un mundo todavía muy dependiente de las energías convencionales, cada vez más costosas.
Existe un concepto llamado refrigeración ionocalórica, lo cual significa en una potencial alternativa a los refrigerantes normales. Esto figuraría una nueva forma de poner en funcionamiento la calefacción y clima industrial, al menos comenzando a pequeñas escalas domésticas.
Sistemas de aire acondicionado y calefactores
Indudablemente, los sistemas de aire acondicionado y calefactores, son los que más energía consumen en la actualidad, ya sea a nivel residencial, comercial o industrial. Esto lleva invariablemente al infame círculo vicioso en el tema de cambio climático, lo que obliga a usar todavía más esta clase de aparatos. En ese sentido, investigadores e ingenieros, se han dado a la tarea de desarrollar una tecnología capaz de calentar y enfriar al conmutar un material en estado sólido y líquido, para luego inducir cambios en condiciones térmicas a través de un voltaje mínimo.
Aire acondicionado por compresión de vapor
Cabe recordar, que la mayor parte de aire acondicionado industrial y la refrigeración en general, operan por medio de compresión de vapor, en la que un refrigerante pasa de estado líquido a gaseoso. En estado líquido, el refrigerante absorberá el calor de una zona determinada, para convertirse en vapor, posteriormente se comprimirá y condensará en un nuevo líquido, y en el acto, transferirá el calor en la etapa. Finalmente, el líquido entra nuevamente al evaporador para completar el ciclo, y así sucesivamente. Lamentablemente, esos sistemas refrigerativos no son muy ecológicos que digamos. Consumen demasiada energía, impactando en la economía hogareña o empresarial. Además, los vapores se convertirán en gases muy potentes y dañinos para la atmósfera, gestando así, el efecto invernadero tan adverso. Por ello, la ciencia sigue trabajando para encontrar alternativas realmente eficientes, pero es complicado, sobre todo cuando se trata del medioambiente.
Se han logrado avances en cuanto a la contención de los refrigerantes, poniendo a funcionar otro tipo de materiales de cambio de fase, que pasen de un sólido a líquido, y no de líquido a estado gaseoso. Este mismo principio se puede hallar en materiales para construcción e incluso, en el sector textil. Estos cambios se pueden desencadenar por presión, torsión, magnetismo y campos eléctricos.
Enfriamiento ionocalórico en aire acondicionado industrial
En laboratorios destinados a cambiar la manera en que funciona un refrigerante en calefacción o clima industrial, han logrado desarrollar materiales no convencionales para cambios de fase a través de diferentes desencadenantes, como el flujo de iones. Este tipo de material, está hecho con sales de yodo y sodio, junto a disolventes orgánicos -carbonato de etileno- que, al aplicársele corriente a tal material sólido, se podrán adicionar iones para una fundición satisfactoria. De esta manera, el calor es absorbido en cualquier espacio. Para desencadenar lo opuesto en la liberación del calor almacenado, entonces los iones se apartan de dicho material sólido, para terminar en una cristalización.
Este enfriamiento ionocalórico, mostró resultados muy eficaces, al menos desde el punto de vista desde la experimentación. La eficacia fue tanta, que los sistemas refrigerativos, mostraron un cambio radical de temperatura de hasta 25°C, con solo 0,22 voltios de energía; siendo claramente mucho mayor en otros mecanismos de refrigeración al cambiar sus fases.
Al menos en la experimentación de esas fases primarias, los equipos científicos auguran métodos prometedores para los distintos sistemas de climatización del futuro, donde la economía personas y ecología planetaria, al fin podrán percibirse claramente. Como sea, aún queda trabajo por hacer, pero se está en correcto camino.
En la adquisición de un clima industrial, ya sea para enfriamiento o calefacción, es preponderante elegir los sistemas más eficientes, y que además, sean capaces de adaptarse a otros mecanismos similares, y a la misma tecnología solar fotovoltaica.